lunes, 18 de noviembre de 2013

Virtudes de la literatura folclórica y de la narración oral.

En el segundo bloque de la asignatura, hemos estudiado qué es literatura folclórica, los diferentes textos folclóricos y cómo utilizarla en el aula con nuestros alumnos.

Comencemos definiendo folclore y literatura folclórica. Folclore viene del término inglés folklore, que en su traducción literal significa “saber del pueblo”. Hace referencia al conjunto de las creencias, prácticas y costumbres que son tradicionales de un pueblo o cultura. El folclore incluye los bailes, la música, las leyendas, los cuentos, las artesanías y las supersticiones; Literatura folclórica, es un tipo de literatura conformada por textos que recogen una tradición oral que fue pasando de boca en boca, de generación en generación y, por lo tanto, adquiriendo variaciones, hasta que un día alguien decidió ponerla por escrito. 

La literatura folclórica, supone un importante elemento de socialización pues nos permite conocer nuestra herencia cultural. Además, conlleva una serie de virtudes pedagógicas, de las cuales, nos habla Antonio Rodríguez Almodóvar:

Los cuentos poseen formas básicas que tienen mucho que ver con el propio lenguaje. El niño empieza a descifrar el mundo a través de las estructuras lingüísticas, aunque anteriormente lo ha intuido a través de símbolos primarios, porque empieza a pensar un poco antes que a hablar (Piaget). Muchos de esos símbolos los aporta la literatura folclórica, que en la cultura popular es un discurso correlativo del de la adquisición del lenguaje. 
(…) Los cuentos hacen que los niños obtengan sentido de identidad y sentimientos de autovaloración; se identifican con el héroe, en esa necesidad de valerse por sí mismos fuera del hogar que muy pronto empiezan a intuir y a temer. 
(…) El niño necesita enfrentarse a su yo consciente y a su inconsciente. Tiene que saber identificar los temores, deseos, impulsos primarios hacia sus padres, hermanos, etc. Esa amalgama de sentimientos los necesita reconocer, y la manera más fácil es verlos reflejados en una historia; una historia de la que irá colgando sus propias frustraciones, deseos, inquietudes. Dice Bettelheim: “El niño adapta el contenido inconsciente a las fantasías conscientes, ordenando de nuevo y fantaseando sobre los elementos de la historia, además de servirle para desarrollar su imaginación” . Debido a esto siempre quiere escuchar el cuento de la misma manera; incluso se molesta si nota algún cambio, porque se rompe el esquema que ha elaborado pacientemente a partir de la primera versión, que para él es única, dado que ha entrado a formar parte de su yo.

Por todas estas características, es necesario que la cultura folclórica no se pierda. La única manera de que esto no ocurra, es que en las escuelas (y en las casas), se le dé, de una vez, la importancia que merece. Eso sí, debemos tener en cuenta, que no todos los textos folclóricos, son textos infantiles, a pesar de que debido a su sencillez, la sociedad los terminara relegando a los niños más pequeños. Recordemos que la literatura folclórica sita su origen en la tradición oral, cuya finalidad, para mi sorpresa, era principalmente lúdica,  no didáctica o moralizante, como yo creía. La cuestión es, que era utilizada para entretener al grupo, a las familias, recordando realidades que se narraban en forma de cuento, es decir, que se trata de un tipo de literatura familiar, social, no infantil. Sólo algunos textos folclóricos en verso, pueden considerarse para niños. Las nanas, los romances, algunos cantos rituales y el folclore en prosa, son literatura para adultos. 

A la vez que los textos folclóricos, como hemos dicho, pasan a quedar relegados a la Educación Infantil en el mundo educativo, entre pedagogos, psicólogos y padres, hay un enorme interés por analizar el bien y el mal que se desprende de los cuentos tradicionales. Sin embargo, los cuentos folclóricos, siguen aquí, vivos, sabios, universales, cercanos a los sueños, aproximándose a la confusa interioridad del niño, colaborando en el desarrollo de su pensamiento. Como dice Bettelheim (1977): “Sea cual sea nuestra edad, sólo serán convenientes para nosotros aquellas historias que estén de acuerdo con los principios subyacentes de los procesos de nuestros pensamientos. Si esto es cierto en cuanto al adulto (…) lo es especialmente para el niño puesto que su pensamiento es de tipo animista”. Recordemos que, el animismo, es la tendencia a dar vida y conciencia a objetos inanimados, y que es una característica, según Piaget, presente en el desarrollo cognitivo del niño de entre 3 y 10 años.

Con la lectura de los apuntes y la ampliación de información a través de internet, ahora comprendo, que no se trata, ni de vetar el folclore a las nuevas generaciones ni de considerar que todo texto folclórico es para niños. Se trata de recuperar nuestra literatura tradicional y adaptarla al niño de hoy en día. Muy conocidas son, las adaptaciones folclóricas de Perrault (completamente paraliterarias, con moralejas para educar a la sociedad cortesana de su época), de los Hermanos Grimm (sus textos son los más fieles a las versiones recopiladas inicialmente y los más utilizados en la educación de los niños) y de Christian Andersen (se inspira en las adaptaciones de los Hermanos Grimm pero dándole a las suyas un cáliz extremadamente sensible. Muchos de sus cuentos tienen un final triste). Ahora, surge una pregunta: ¿es adecuado utilizar las adaptaciones escritas por los autores citados, con el niño de hoy en día? Estas adaptaciones, se refieren a otra época, a otro momento cultural y social, por lo que padres y profesores deberían seleccionarlas y adaptarlas al momento evolutivo y a las necesidades del niño actual, antes de compartirlas con él. Y, ¿cómo se adapta un cuento? Como hemos aprendido en el segundo bloque de la asignatura, a la hora de adaptar un texto folclórico, se pueden cambiar los personajes, objetos y pruebas, pero siempre se han de mantener el esquema, el simbolismo, los roles de los personajes y los motivos principales revelados en la historia, pues si no lo hacemos, lo que obtendremos, no será una adaptación, si no la creación de una nueva versión.

En cuanto a los géneros literarios de los textos folclóricos, ha sido muy interesante descubrir que, dentro de los textos folclóricos en verso, se encuentran, entre muchos otros, danzas de corro, adivinanzas, trabalenguas o juegos de movimiento, y es que, desconocía que fueran considerados literarios.

Dicho esto, ahora soy conocedora de que, entre los géneros literarios de los textos folclóricos (teatro, prosa y verso), la poesía tradicional es la que más manifestaciones infantiles conserva, y que  está presente en la vida del niño desde que nace. El niño la relaciona con el juego y le encanta, pero es que además, según las especialistas en alfabetización Fountas y Pinell (2001), la poesía folclórica:
- Permite a los niños apreciar la musicalidad y las imágenes del lenguaje.
- Invita a los niños a comprender y verse a sí mismos y al mundo que los rodea de nuevas maneras.
- Enriquece la vida de los estudiantes a medida que descubren las palabras, los sonidos y la rima en maneras únicas y creativas.
Resulta, por tanto, que, desde bien pequeñita, jugaba y soñaba a través de la poesía tradicional: el corro de la patata, el escondite inglés, etc. y yo sin saberlo. Aunque esto, era sólo fuera del colegio, pues no recuerdo que los profesores le dieran importancia a la poesía folclórica. Intento encontrar una explicación, habiendo visto lo beneficiosa y motivante que resulta a los niños… Igual los profesores no eran conocedores de todos los campos que abarca ésta o pensaban que era muy temprano para transmitir poesía o, simplemente, era más cómodo no utilizarla en el aula que dedicar un tiempo a adaptarla a nuestra edad.

Por otro lado, en los apuntes se resalta la importancia de que los textos folclóricos sean contados y cantados, en vez de leídos. Son los textos de autor, los recomendados para ser leídos. En el cole donde estoy haciendo prácticas, los niños de 1º se sientan formando un círculo, en el que también está la profesora y,  todos los días durante unos 20 minutos, leen en alto un cuento. Precisamente, estas semanas, están leyendo (en vez de escuchando a través de la profesora) un cuento folclórico del escritor irlandés Malachy Doyle…

Citemos, a continuación, los beneficios de la narración oral, que aparecen recogidos en la presentación “Simbología de los cuentos folclóricos” de Irune Labajo, nuestra profesora:
- Forma el esquema narrativo.
- Ayuda a desarrollar la comprensión lectora.
- Importante motivación prelectora.
- Repercute en la psicología y en los estados de ánimo del auditorio.
- Permite la identificación con personajes y situaciones.
- Ayuda a descubrir el propio yo.
- Influye en la comprensión del texto.
- Permite plantear hipótesis sobre el desarrollo de la narración.
- Permite reflexionar sobre lo ya leído.
- Permite la elaboración de juicios sobre el contenido y la forma del texto.
Si tantos son los beneficios que conlleva la narración oral, los profesores deberían tenerlos en cuenta y contar con frecuencia, historias tradicionales a los niños y, no sólo a los pequeños, sino también al Segundo y Tercer Ciclo de Primaria. Tengo que decir, que, en este colegio, días previos a la fiesta de Halloween, el director del colegio fue a la clase de los niños de 4º a contarles una historia de misterio, de esas que empiezan con un “Hace muchos años, cerca del colegio, vivía una familia que…”. A los niños les encantó.  La pena es que no sea una práctica más habitual.

De cara al futuro, cuando trabaje en el aula, pondré mi granito de arena para que las futuras generaciones se hagan eco de nuestra sabiduría tradicional. No utilizaré la práctica folclórica sólo para salir del paso en un momento concreto o fecha escolar señalada, como yo misma he experimentado, si no que intentaré integrar dinámicamente las actividades curriculares con el folclore que yo misma seleccione y adapte teniendo en cuenta la edad, el momento evolutivo y los intereses de los niños, promoviendo el aprendizaje a través del teatro, los títeres, los cuentos, las leyendas, la poesía, las costumbres, con la finalidad de estrechar lazos entre la escuela y la sociedad.

En cuanto a la narración oral, según Held (1981), para el niño “Las palabras representan sustancia plástica (...) El lenguaje causa placer al niño (...) Lo que le gusta es, precisamente (aún cuando se interesa por el sentido), la pluralidad y la ambigüedad del sentido. Las palabras abren un campo de exploración en apariencia infinito, inagotable, porque permiten el juego.”, así que, aprovechemos esa motivación innata del niño y explotemos las virtudes de la transmisión oral para acercarle a la literatura. 

Un último apunte. Llevo un par de años detrás de un taller de títeres que propone La Casa Encendida y que por tema de horarios, aún no he podido solicitar.  En este taller, te enseñan a crearlos y te dan “trucos” para exprimir las ventajas que conlleva su uso, ya no sólo con niños, si no en otros entornos, pues el taller está enfocado desde una perspectiva intergeneracional. Este curso se lleva realizando cuatro años, tiene una duración de dos o tres meses (una tarde a la semana) y es gratuito. Adjunto enlace a la página de La Casa Encendida por si queréis ojear este curso u otros. Algunos son gratuitos, otros no: https://www.lacasaencendida.es/es/home


Webs recomendadas.

La página “Cuentos Populares de Castilla y León” propone cuentos tradicionales grabados por voces de Castilla y León, y adaptaciones e ilustraciones también llevadas a cabo por artistas de la región. Considero que puede ser interesante utilizar los recursos de esta página dentro del aula:


A continuación, el enlace a la web de una asociación formada por titiriteros, cuentacuentos, educadores, pedagogos, bibliotecarios, autores organizan multitud de actividades: títeres, cuentacuentos, exposiciones sobre literatura española infantil y juvenil, encuentros con autores e ilustradores, organizan el Festival Titirilandia, etc. Además, cuentan cuentos en colegios, institutos, salas de teatro, etc. Por todo esto, me parece una web a tener en cuenta:



Bibliografía y webgrafía.

Bettelheim. (1977). “Psicoanálisis de los cuentos de hadas”, Crítica, Grijalbo, Barcelona.

Labajo, Irune (s.f.). Módulo docente: Bloque “Literatura folclórica” y “Simbología de los cuentos folclóricos”.

Miñambres A., Amparo; Jové M., Gloria; Canadell F., José María; Navarro R., María Pilar. (1996). “¿Se pueden tocar los cuentos?”. I.S.B.N.: 84-484-0078. Consultado a 17 de Noviembre de 2013 de:


Pelegrín, Ana. (1981). “La aventura de oir”. Consultado a 15 de Noviembre de 2013 de:


Rodríguez A., Antonio. (s.f.). “Virtudes pedagógicas del cuento popular”. Consultado a 17 de Noviembre de 2013 de:



sábado, 2 de noviembre de 2013

Adaptación del cuento “Toda clase de pieles”. Versión de los Hermanos Grimm.


“Todos los colores del mundo”.

Érase una vez que se era, una niña que vivía muy feliz junto a sus padres y sus dos hermanos pequeños. Zaira, que así se llamaba la niña, creció jugando, y recibiendo mucho cariño por parte de sus padres.

La familia, tenía todo lo que necesitaba, por lo que vivían acomodadamente. Sin embargo, era tradición en el lugar, que los padres acordasen con quién tenía que casarse sus hijos, por eso de mejorar el estatus social de la familia.

Zaira, andaba siempre inmersa en sus libros, amaba ir a la escuela y soñaba con ser profesora. Así, pasaron los años, y se convirtió en una adolescente cultivada, interesada en seguir estudiando y en conocer lejanos lugares, pero sus padres habían decidido que era momento de que se casase: habían acordado el matrimonio de su niña con el hijo de una poderosa familia que en el pueblo vivía.

Zaira, conocía bien al chico con el que sus padres querían casarla. Él nunca le había gustado pues era muy bruto e irrespetuoso, trataba mal a la gente y siempre andaba metido en líos. Por lo que cuando sus padres le contaron la “buena” nueva, Zaira se enfadó mucho e intentó convencerles de que rompieran el compromiso, explicándoles que ella quería seguir estudiando, quería viajar y casarse algún día por amor. Si se casaba con este chico, tendría que dejar la escuela y dedicar su vida a cuidarle, como era tradición. Los padres entendían la pena de su hija, pero consideraban que, asegurarle un bienestar económico, era más importante.

Finalmente, Zaira aceptó, pero con una condición: poder terminar el colegio antes de casarse. Sabía que era casi imposible que sus padres accedieran a esto, pues era muy inusual que una niña completara el colegio. Para su sorpresa, los padres aceptaron el trato: Zaira acabaría el colegio en un año y entonces se casaría.

Pasaron los días, las semanas, los meses… El fin del colegio, se aproximaba, y Zaira estaba cada día más y más triste. Un día su profesora, le preguntó que qué le pasaba que andaba muy decaída últimamente. La chica le contó los planes que tenían sus padres para ella, y que el futuro que le esperaba, era muy distinto al futuro con el que había soñado. Entonces, la profesora le habló de un precioso lugar que había tras las montañas, en el que podría vivir como quisiera y ser profesora si lo deseaba, pero que llegar hasta allí, le llevaría días, semanas, y podría ser peligroso.

Zaira no quería separarse de su familia, pero a una semana de terminar el colegio, decidió que el último día de escuela, huiría hacia el lugar del que su profesora le había hablado. 

Llegado el día, y antes de iniciar su andadura, Zaira quiso despedirse de su profesora. Ésta,  le dio su abrigo, un precioso abrigo que había sido confeccionado por su madre cuando era niña, y para el que había utilizado hilo de todos los colores del mundo. Con él, Zaira no pasaría frío. Además, la profesora le dio una libreta, unos bolígrafos y le dijo:

-  Cuando sientas miedo o soledad, escribe en ella y todo malestar se desvanecerá.

Anduvo y anduvo durante días. Cada vez estaba más cerca de llegar a su destino. Se alimentaba de frutos que se iba encontrando y conservaba la endereza y la calma escribiendo en su libreta. Pero un día, unos cazadores la encontraron dormida arropada con su abrigo de todos los colores del mundo. Le despertaron y le preguntaron su nombre y dónde vivía, pero Zaira, que por nada en el mundo quería volver a su casa, les dijo que no sabía ni su nombre ni de dónde venía, pero que la gente le llamaba Todos los colores del mundo.  
Los cazadores decidieron llevar a  Todos los colores del mundo  al pueblo en el que vivían, a casa de su patrón. Allí, el patrón le recibió amablemente y le ofreció trabajo en su casa, cuidando a sus dos hijos pequeños y ayudando al resto del servicio con las labores de la casa. El patrón era viudo y vivía con sus tres hijos. Parecía un buen hombre. 

Todos los colores del mundo, estuvo trabajando en la casa, realizando tareas que nunca antes había realizado, pues sus padres, al igual que el patrón, tenían empleados que se encargaban de ellas. Lo que más le gustaba, era cuidar de los dos niños. Les enseñaba muchas cosas, las mismas que su profesora le había enseñado antes a ella. No olvidaba que su sueño, era convertirse en profesora. 

Un día, el patrón pidió a sus empleados que preparasen la habitación de su hijo mayor, pues éste, que había estado fuera unos meses estudiando, volvía a casa.

Cuando Hugo, el hijo mayor del patrón, llegó a la casa, Zaira sintió mariposas en el estómago… Por como hablaba con su padre, sus hermanos y sus empleados, parecía un chico sensible, bondadoso, amable… Zaira acababa de enamorarse.

Los sentimientos de Zaira hacia Hugo, eran cada vez más fuertes. El chico amaba la literatura, conocer nuevos lugares y siempre se mostraba agradable y generoso con la gente que le rodeaba. Zaira deseaba contarle quien era ella en realidad y lo que sentía por él, pero temía que al hacerlo, tuviera que volver a su casa, así que decidió seguir aparentando ser Todos los colores del mundo y conquistarle desde la sombra. Para ello, comenzó a escribir en su libreta una bonita historia acerca de las andanzas y aventuras de un príncipe y una princesa que se enamoran perdidamente. Cada noche, sobre el lecho de Hugo, dejaría una página con unas líneas de la historia. 

La primera noche que Hugo encontró sobre su cama, una página con lo que parecía el principio de un precioso cuento, se preguntó a sí mismo, quién sería la persona que con tanta sensibilidad escribía. A la mañana siguiente, preguntó a la mujer que más tiempo llevaba trabajando en la casa, si la noche anterior se había dejado olvidado dicho papel sobre su cama. La mujer, muy sorprendida, dijo que no sabía ni leer ni escribir, y que dudaba que alguno de sus compañeros supieran hacerlo. 

Desde ese día, Hugo esperaba con anhelo la llegada de cada noche para conocer un nuevo capítulo de la fascinante historia, mientras que, por el día, intentaba averiguar quién era el autor.

Un día, Hugo vio a Todos los colores del mundo leyéndoles un cuento a sus hermanitos y se preguntó, si no sería esa misteriosa y tímida chica la autora de las líneas. Él siempre le miraba con ternura porque trataba con mucho cariño a los dos niños… y además, sabía leer… 

- ¡Ya está! ¡Es ella! – se dijo a sí mismo.

Hugo corrió a preguntarle a Todos los colores del mundo pero ella le dijo no saber de lo que le hablaba, que se equivocaba de persona. Hugo estaba seguro de que era ella pero que por algún motivo, no quería reconocerlo.

Transcurrieron varios días. Hugo continuaba esperando ansioso la llegada de cada noche para leer un poco más de la historia, pero algo había cambiado en estos últimos días, y es que ahora, se pasaba los días mirando embelesado a Todos los colores del mundo. Era una chica tan dulce, tan cariñosa, tan cultivada…

Un día, Todos los colores del mundo se dejó olvidada su libreta en la habitación de los niños. Hugo que la vio, la abrió y reconoció la letra… era la misma que la de las páginas que aparecían en su habitación cada noche, por lo que ya no cabía lugar a dudas,  ella era la autora y la mujer de la que se había enamorado. 

Hugo le confesó lo que sentía por ella y le dijo que sabía que ella sentía lo mismo por él.  En ese momento, Zaira y su verdadera historia se descubrieron ante él, y Hugo le pidió que se casara con él. 

La boda se celebró, y Zaira y Hugo se fueron a vivir al lugar del que su profesora le había hablado. Zaira, finalmente, pudo trabajar en una escuela. 

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. 



Argumentación sobre cambios realizados.

Antes de comenzar, señalar que dirigiría mi adaptación del cuento a niños del Tercer Ciclo de Primaria.

Para mantener la esencia del cuento “Toda clase de pieles”, he respetado el esquema de la versión de los Hermanos Grimm:

- La protagonista es feliz en su casa. 
- Alguien de su familia intenta obligarla a hacer algo que no quiere. 
- Ella pide regalos complicados para retrasar el momento de cumplir lo que no quiere cumplir. 
- Los regalos llegan. 
- Ella no tiene más remedio que huir para no hacer lo que no desea. 
- Se ve obligada a sobrevivir. 
- Es encontrada y llevada a otro lugar. 
- Allí oculta su personalidad y trabaja en labores por debajo de su categoría. 
- Se enamora y juega con su doble personalidad. 
- Utiliza su astucia para enamorar al chico. 
- El chico la descubre y se prometen. 
- Son felices para siempre.

Los cambios que he realizado, tienen que ver con los personajes (no con los roles), los objetos y las pruebas:

- La protagonista no es una princesa, pero sí una niña con recursos económicos. La niña, no representa el esteriotipo de belleza y le he atribuido un interés por la cultura y en concreto por la literatura.

- El hada madrina es su profesora de colegio.

- El príncipe azul de mi adaptación, es un chico cultivado, no perteneciente a la clase real pero sin problemas económicos como la protagonista.

- No hay incesto, pues considero que es un elemento innecesario y que puede resultar desagradable a los niños de nuestra sociedad.

- Evito la muerte de la madre, siempre presente en los cuentos de princesas.

- La forma de pensar de los padres es, por un lado, más actual que la de la época en la que está ambientada el cuento, por lo que permiten que su hija siga estudiando, pero por otro, tradicional, en cuanto en tanto le obligan a casarse con quien no quiere.

- Utilizo un abrigo hecho de hilo de diferentes colores, en vez de  con pieles de animales, para que le resulte más cercano al niño de hoy en día, ya que parte de la sociedad intenta inculcarle una conciencia animal.

- Regalos complicados: he sustituido los vestidos, por la petición de continuar en el colegio, remarcando que era inusual que una niña continuase con sus estudios.

- Pruebas: los regalos de la madre en la versión de los Hermanos Grimm, son en mi adaptación, las páginas de la libreta que la protagonista va dejando en la habitación del chico. Recordar también, que la libreta y los bolígrafos se los regala su profesora.

- Elimino el baile, pues el príncipe azul de mi cuento, no piensa aún en casarse y conoce el amor fortuitamente.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Versión del cuento de Caperucita Roja de Charles Perrault.

En relación con algunos de los recopiladores más famosos de la literatura folclórica, que hemos estudiado en el segundo bloque de la asignatura, ahí va la versión de Caperucita Roja de Perrault, por si alguien no la conoce:

Había una vez una niñita en un pueblo, la más bonita que jamás se hubiera visto; su madre estaba enloquecida con ella y su abuela mucho más todavía. Esta buena mujer le había mandado hacer una caperucita roja y le sentaba tanto que todos la llamaban Caperucita Roja.

Un día su madre, habiendo cocinado unas tortas, le dijo.

-Anda a ver cómo está tu abuela, pues me dicen que ha estado enferma; llévale una torta y este tarrito de mantequilla.

Caperucita Roja partió en seguida a ver a su abuela que vivía en otro pueblo. Al pasar por un bosque, se encontró con el compadre lobo, que tuvo muchas ganas de comérsela, pero no se atrevió porque unos leñadores andaban por ahí cerca. Él le preguntó a dónde iba. La pobre niña, que no sabía que era peligroso detenerse a hablar con un lobo, le dijo:

-Voy a ver a mi abuela, y le llevo una torta y un tarrito de mantequilla que mi madre le envía.

-¿Vive muy lejos? -le dijo el lobo.

-¡Oh, sí! -dijo Caperucita Roja-, más allá del molino que se ve allá lejos, en la primera casita del pueblo.

-Pues bien -dijo el lobo-, yo también quiero ir a verla; yo iré por este camino, y tú por aquél, y veremos quién llega primero.

El lobo partió corriendo a toda velocidad por el camino que era más corto y la niña se fue por el más largo entreteniéndose en coger avellanas, en correr tras las mariposas y en hacer ramos con las florecillas que encontraba. Poco tardó el lobo en llegar a casa de la abuela; golpea: Toc, toc.

-¿Quién es?

-Es su nieta, Caperucita Roja -dijo el lobo, disfrazando la voz-, le traigo una torta y un tarrito de mantequilla que mi madre le envía.

La cándida abuela, que estaba en cama porque no se sentía bien, le gritó:

-Tira la aldaba y el cerrojo caerá.

El lobo tiró la aldaba, y la puerta se abrió. Se abalanzó sobre la buena mujer y la devoró en un santiamén, pues hacía más de tres días que no comía. En seguida cerró la puerta y fue a acostarse en el lecho de la abuela, esperando a Caperucita Roja quien, un rato después, llegó a golpear la puerta: Toc, toc.

-¿Quién es?

Caperucita Roja, al oír la ronca voz del lobo, primero se asustó, pero creyendo que su abuela estaba resfriada, contestó:

-Es su nieta, Caperucita Roja, le traigo una torta y un tarrito de mantequilla que mi madre le envía.

El lobo le gritó, suavizando un poco la voz:

-Tira la aldaba y el cerrojo caerá.

Caperucita Roja tiró la aldaba y la puerta se abrió. Viéndola entrar, el lobo le dijo, mientras se escondía en la cama bajo la frazada:

-Deja la torta y el tarrito de mantequilla en la repisa y ven a acostarte conmigo.

Caperucita Roja se desviste y se mete a la cama y quedó muy asombrada al ver la forma de su abuela en camisa de dormir. Ella le dijo:



-Abuela, ¡qué brazos tan grandes tienes!

-Es para abrazarte mejor, hija mía.

-Abuela, ¡qué piernas tan grandes tiene!

-Es para correr mejor, hija mía.

-Abuela, ¡qué orejas tan grandes tiene!

-Es para oírte mejor, hija mía.

-Abuela, ¡qué ojos tan grandes tiene!

-Es para verte mejor, hija mía.

-Abuela, ¡qué dientes tan grandes tiene!

-¡Para comerte mejor!

Y diciendo estas palabras, este lobo malo se abalanzó sobre Caperucita Roja y se la comió.

Moraleja

Aquí vemos que la adolescencia, 
en especial las señoritas, 
bien hechas, amables y bonitas 
no deben a cualquiera oír con complacencia, 
y no resulta causa de extrañeza 
ver que muchas del lobo son la presa. 
Y digo el lobo, pues bajo su envoltura 
no todos son de igual calaña:
Los hay con no poca maña, 
silenciosos, sin odio ni amargura, 
que en secreto, pacientes, con dulzura 
van a la siga de las damiselas 
hasta las casas y en las callejuelas; 
más, bien sabemos que los zalameros 
entre todos los lobos ¡ay! son los más fieros.

Análisis de Junie B. Jones.


A continuación, vamos a analizar a Junie B. Jones, protagonista de una colección de libros de literatura infantil actual, destinada, según la editorial que la comercializa, a niños de 5 a 7 años. Dicha colección, era desconocida para mí, hasta que hace unos días pregunté a la hija de 7 años de un amigo, por un libro que le gustase mucho, para realizar el análisis de un libro de literatura infantil.

Comencemos con una pequeña ficha bibliográfica de los dos títulos de la colección que he leído y analizado:
  • Autora: Bárbara Park.
  • Ilustrador: Denise Brunkus.
  • Título: Junie B. Jones y el monstruo bajo la cama; Junie B. Jones no es una ladrona.
  • Editorial: Bruño. 
  • Edición: 6ª en el caso de Junie B. Jones y el monstruo bajo la cama, y 5ª en el caso de Junie B. Jones no es una ladrona.
  • Año de la primera edición: Junie B. Jones y el monstruo bajo la cama (2003); Junie B. Jones no es una ladrona (2004).
  • Idioma original: Inglés.
  • Hipótesis de edad recomendado: niños de 5 a 7 años.
       

Continuemos con el formato de los libros. Se trata de libros resistentes, cuadrados, fácilmente manejables por un niño de 5 a 7 años, con cubiertas duras y plastificadas. Las portadas resultan atractivas al niño por su multitud de colores. Ambos libros, cuentan con 89 páginas.

En el interior de los libros, nos encontramos una ilustración tras cuatro o cinco páginas de texto. Las ilustraciones, perfectamente sincronizadas con el texto, están dibujadas con un único color y ayudan al niño a reforzar la comprensión de lo leído. En cada libro de la colección, texto e ilustraciones son de un color concreto. Por ejemplo, en Junie B. Jones y el monstruo bajo la cama, el color empleado es el azul, y en Junie B. Jones no es una ladrona, es el naranja.
 
               

En cuanto a la tipografía, la fuente utilizada es Times New Roman y el tamaño de letra es de 18 puntos. Los caracteres, palabras, líneas y párrafos, son legiblemente separados para un niño que se inicia en la lectura.




Una vez revisado el formato, nos centraremos en el contenido del libro Junie B. Jones y el monstruo bajo la cama.

Podemos decir, que el tema secundario que se trata en el libro, es la creencia de la niña en la existencia de un monstruo debajo de su cama, mientras que, el tema principal, es cómo a través de su imaginación y su peculiar forma de razonar (según el Centro de Orientación de Lectura del Ministerio de Educación y Ciencia, el niño de 5 a 7 años, se encuentra en una etapa de pensamiento intuitivo: tiene una vida imaginativa rica y abundante que le ayuda a entender lo real.), llega, en un primer momento, a la conclusión de que hay un monstruo debajo de su cama y, en el desenlace del libro, a cómo deshacerse de él.  

En lo que se refiere a la estructura, se trata de una secuencia narrativa clara, sencilla y unidireccional, con un planteamiento, un nudo y un desenlace. 

Los textos son cortos, claros, eficaces, con diálogos sencillos, con frases y palabras sonoras. Las frases, de construcción simple, pueden ser captadas por los niños a los que la editorial dirige la serie, de una sola vez, lo que hace que la lectura de esta colección de libros, les resulte fácil. 


La autora emplea en la redacción, una cuidada puntuación. Ésta presenta muchas exclamaciones, frases en mayúsculas (VE-TE-A-DOR-MIR) y palabras en las que alguna vocal es repetida (muuuy, enoooorme) para darle mayor énfasis al ser leídas. 





El vocabulario utilizado, es manejado por niños de 5 a 7 años. Precisamente, las palabras, son uno de los puntos fuertes de la serie, debido a la confusión de vocablos o a la interpretación tan personal que la protagonista hace de ellos. A sus lectores, les divierten estas trastadas del lenguaje, pues suelen cometer errores y divertidas confusiones verbales. Algunas de las particulares palabras de Junie B. en Junie B. Jones no es una ladrona, son recogidas en la imagen de la izquierda.


En muchas ocasiones, Junie B. se menta a sí misma y a más gente, nombrándose en primer lugar, lo que coincide con el momento evolutivo de sus lectores, donde, según Piaget, el egocentrismo está patente hasta los 7 años:














Uno de los puntos más importantes del análisis del contenido de un libro, es el del protagonista. En este caso, la protagonista es una niña de 7 años que vive con sus padres y su hermano pequeño. Junie B., encarna el rol de niña traviesa; es una niña locuaz, intrépida, original y rebelde a su modo, con una manera muy personal y divertida de ver las cosas. A través de sus ojos, los lectores se introducen en el ambiente más cercano a Junie B. (su casa, su escuela, sus amigos), un ambiente que les resulta familiar, pues la escuela y la familia, como señalaba Piaget, son el contexto de desarrollo social de los niños de 3 a 7 (etapa preoperacional del desarrollo individual).

En cuanto a los personajes secundarios, estos son descritos de manera concisa y representan roles fácilmente reconocibles por muchos niños: el padre, la madre, Sam (el hermano pequeño), los abuelos (cuidan a Junie B. mientras sus padres trabajan fuera de casa), sus animales de peluche que le hablan (antropomorfismo: característica presente en los lectores a los que va dirigida la colección, y que Piaget incluía en el estadio preoperacional del desarrollo cognitivo. Se trata de la tendencia de los niños entre 3 y 6 años a atribuir características humanas a los objetos.), sus dos mejores amigas: Lucy (que quiere ser modelo) y Claudia (una sabe-lo-todo), la Seño, el Director, etc. 

Analizando los valores que el libro transmite, vemos que, por un lado,  la protagonista se comporta y divierte como cualquier niño de su edad, tiene que hacer;  Junie B. no es ninguna heroína: nunca se queda callada, mete la pata, aprende de sus errores, tiene pelusa de su hermano pequeño, torea a sus padres (aunque los respeta), siente gran amor por los abuelos, trae mártir a su profesora y se pasa media vida en el despacho del director. 

Conclusión:

Tras este análisis, hemos podido comprobar que la colección Junie B. Jones, tiene en cuenta el desarrollo lector y los intereses del niño de 5 a 7 años, edad en la que además, se inician en la lectura, como Juan Cervera nos explica en “Adquisición y desarrollo del lenguaje”. Los temas que se tratan, el ambiente en el que se desenvuelve la trama y la forma de ser y de actuar de la protagonista y de los personajes secundarios, acentúa el matiz afectivo, ya que, a muchos de los lectores a los que va destinada esta serie de libros, les suscita procesos de identificación. Como dice Anabel Saiz Ripoll (1992) “Para que el niño se identifique con la obra que consume, que lee, es preciso que ésta ofrezca experiencias similares a las que vive el niño diariamente o a las que quisiera vivir.”.

Son libros que responden con sencillez a sus por-qués, con los que trabaja temores personales, como por ejemplo, el temor a la existencia de un monstruo debajo de la cama (segùn Piaget, los miedos nocturnos suelen aparecer entre los 2 y 6 años. Aparecen debido a, por un lado, la gran capacidad imaginativa del niño en la etapa de pensamiento intuitivo, y, por otro, porque en esta etapa, no distingue realidad de ficción), los celos experimentados con la llegada de un nuevo hermano (los celos infantiles son una manifestación natural en muchos niños entre 2 y 7 años. Empiezan con la existencia de un “competidor”: un hermano pequeño que necesita más atención que el hermano mayor, y son debidos al egocentrismo natural del niño. Esto es tratado por Juan Manuel Ortigosa Quiles en Mi hijo tiene celos), etc. 

En definitiva, consciente de que los niños y las niñas disfrutan mucho con la divertida serie Junie B. Jones, les recomendaría su lectura.



Bibliografía y Webgrafía: 

Asociación nacional de editores “Libros infantiles y edición”.

Centro de Orientación de Lectura. MEC. (Años 90). “Características de los cuentos según la edad y etapa del desarrollo lector”.

Cervera, J. (2003). “Adquisición y desarrollo del lenguaje”. Biblioteca Cervantes. Consultado a 31 de Octubre de 2013 de:


Cubells, F. (s.f.). “Evolución de los intereses  del niño en relación con la literatura”. 

Garralón, A. (2000). “La literatura infantil en la España de los noventa”. Cuatrogatos, nº 3.

Ortigosa Quiles, J. M. (2008). “Mi hijo tiene celos”. Editorial Pirámide.

Park, B. (2003) “Junie B. Jones y el monstruo bajo la cama”.

Park, B. (2004) “Junie B. Jones no es una ladrona”.

Sáiz Ripoll, A. (1992). “Modelos de infancia”. Artículo de su Tesis “Análisis de un modelo textual.   Mecanismos y estructuras del discurso persuasivo dirigido a la infancia”. Editorial Torre de papel.