lunes, 18 de noviembre de 2013

Virtudes de la literatura folclórica y de la narración oral.

En el segundo bloque de la asignatura, hemos estudiado qué es literatura folclórica, los diferentes textos folclóricos y cómo utilizarla en el aula con nuestros alumnos.

Comencemos definiendo folclore y literatura folclórica. Folclore viene del término inglés folklore, que en su traducción literal significa “saber del pueblo”. Hace referencia al conjunto de las creencias, prácticas y costumbres que son tradicionales de un pueblo o cultura. El folclore incluye los bailes, la música, las leyendas, los cuentos, las artesanías y las supersticiones; Literatura folclórica, es un tipo de literatura conformada por textos que recogen una tradición oral que fue pasando de boca en boca, de generación en generación y, por lo tanto, adquiriendo variaciones, hasta que un día alguien decidió ponerla por escrito. 

La literatura folclórica, supone un importante elemento de socialización pues nos permite conocer nuestra herencia cultural. Además, conlleva una serie de virtudes pedagógicas, de las cuales, nos habla Antonio Rodríguez Almodóvar:

Los cuentos poseen formas básicas que tienen mucho que ver con el propio lenguaje. El niño empieza a descifrar el mundo a través de las estructuras lingüísticas, aunque anteriormente lo ha intuido a través de símbolos primarios, porque empieza a pensar un poco antes que a hablar (Piaget). Muchos de esos símbolos los aporta la literatura folclórica, que en la cultura popular es un discurso correlativo del de la adquisición del lenguaje. 
(…) Los cuentos hacen que los niños obtengan sentido de identidad y sentimientos de autovaloración; se identifican con el héroe, en esa necesidad de valerse por sí mismos fuera del hogar que muy pronto empiezan a intuir y a temer. 
(…) El niño necesita enfrentarse a su yo consciente y a su inconsciente. Tiene que saber identificar los temores, deseos, impulsos primarios hacia sus padres, hermanos, etc. Esa amalgama de sentimientos los necesita reconocer, y la manera más fácil es verlos reflejados en una historia; una historia de la que irá colgando sus propias frustraciones, deseos, inquietudes. Dice Bettelheim: “El niño adapta el contenido inconsciente a las fantasías conscientes, ordenando de nuevo y fantaseando sobre los elementos de la historia, además de servirle para desarrollar su imaginación” . Debido a esto siempre quiere escuchar el cuento de la misma manera; incluso se molesta si nota algún cambio, porque se rompe el esquema que ha elaborado pacientemente a partir de la primera versión, que para él es única, dado que ha entrado a formar parte de su yo.

Por todas estas características, es necesario que la cultura folclórica no se pierda. La única manera de que esto no ocurra, es que en las escuelas (y en las casas), se le dé, de una vez, la importancia que merece. Eso sí, debemos tener en cuenta, que no todos los textos folclóricos, son textos infantiles, a pesar de que debido a su sencillez, la sociedad los terminara relegando a los niños más pequeños. Recordemos que la literatura folclórica sita su origen en la tradición oral, cuya finalidad, para mi sorpresa, era principalmente lúdica,  no didáctica o moralizante, como yo creía. La cuestión es, que era utilizada para entretener al grupo, a las familias, recordando realidades que se narraban en forma de cuento, es decir, que se trata de un tipo de literatura familiar, social, no infantil. Sólo algunos textos folclóricos en verso, pueden considerarse para niños. Las nanas, los romances, algunos cantos rituales y el folclore en prosa, son literatura para adultos. 

A la vez que los textos folclóricos, como hemos dicho, pasan a quedar relegados a la Educación Infantil en el mundo educativo, entre pedagogos, psicólogos y padres, hay un enorme interés por analizar el bien y el mal que se desprende de los cuentos tradicionales. Sin embargo, los cuentos folclóricos, siguen aquí, vivos, sabios, universales, cercanos a los sueños, aproximándose a la confusa interioridad del niño, colaborando en el desarrollo de su pensamiento. Como dice Bettelheim (1977): “Sea cual sea nuestra edad, sólo serán convenientes para nosotros aquellas historias que estén de acuerdo con los principios subyacentes de los procesos de nuestros pensamientos. Si esto es cierto en cuanto al adulto (…) lo es especialmente para el niño puesto que su pensamiento es de tipo animista”. Recordemos que, el animismo, es la tendencia a dar vida y conciencia a objetos inanimados, y que es una característica, según Piaget, presente en el desarrollo cognitivo del niño de entre 3 y 10 años.

Con la lectura de los apuntes y la ampliación de información a través de internet, ahora comprendo, que no se trata, ni de vetar el folclore a las nuevas generaciones ni de considerar que todo texto folclórico es para niños. Se trata de recuperar nuestra literatura tradicional y adaptarla al niño de hoy en día. Muy conocidas son, las adaptaciones folclóricas de Perrault (completamente paraliterarias, con moralejas para educar a la sociedad cortesana de su época), de los Hermanos Grimm (sus textos son los más fieles a las versiones recopiladas inicialmente y los más utilizados en la educación de los niños) y de Christian Andersen (se inspira en las adaptaciones de los Hermanos Grimm pero dándole a las suyas un cáliz extremadamente sensible. Muchos de sus cuentos tienen un final triste). Ahora, surge una pregunta: ¿es adecuado utilizar las adaptaciones escritas por los autores citados, con el niño de hoy en día? Estas adaptaciones, se refieren a otra época, a otro momento cultural y social, por lo que padres y profesores deberían seleccionarlas y adaptarlas al momento evolutivo y a las necesidades del niño actual, antes de compartirlas con él. Y, ¿cómo se adapta un cuento? Como hemos aprendido en el segundo bloque de la asignatura, a la hora de adaptar un texto folclórico, se pueden cambiar los personajes, objetos y pruebas, pero siempre se han de mantener el esquema, el simbolismo, los roles de los personajes y los motivos principales revelados en la historia, pues si no lo hacemos, lo que obtendremos, no será una adaptación, si no la creación de una nueva versión.

En cuanto a los géneros literarios de los textos folclóricos, ha sido muy interesante descubrir que, dentro de los textos folclóricos en verso, se encuentran, entre muchos otros, danzas de corro, adivinanzas, trabalenguas o juegos de movimiento, y es que, desconocía que fueran considerados literarios.

Dicho esto, ahora soy conocedora de que, entre los géneros literarios de los textos folclóricos (teatro, prosa y verso), la poesía tradicional es la que más manifestaciones infantiles conserva, y que  está presente en la vida del niño desde que nace. El niño la relaciona con el juego y le encanta, pero es que además, según las especialistas en alfabetización Fountas y Pinell (2001), la poesía folclórica:
- Permite a los niños apreciar la musicalidad y las imágenes del lenguaje.
- Invita a los niños a comprender y verse a sí mismos y al mundo que los rodea de nuevas maneras.
- Enriquece la vida de los estudiantes a medida que descubren las palabras, los sonidos y la rima en maneras únicas y creativas.
Resulta, por tanto, que, desde bien pequeñita, jugaba y soñaba a través de la poesía tradicional: el corro de la patata, el escondite inglés, etc. y yo sin saberlo. Aunque esto, era sólo fuera del colegio, pues no recuerdo que los profesores le dieran importancia a la poesía folclórica. Intento encontrar una explicación, habiendo visto lo beneficiosa y motivante que resulta a los niños… Igual los profesores no eran conocedores de todos los campos que abarca ésta o pensaban que era muy temprano para transmitir poesía o, simplemente, era más cómodo no utilizarla en el aula que dedicar un tiempo a adaptarla a nuestra edad.

Por otro lado, en los apuntes se resalta la importancia de que los textos folclóricos sean contados y cantados, en vez de leídos. Son los textos de autor, los recomendados para ser leídos. En el cole donde estoy haciendo prácticas, los niños de 1º se sientan formando un círculo, en el que también está la profesora y,  todos los días durante unos 20 minutos, leen en alto un cuento. Precisamente, estas semanas, están leyendo (en vez de escuchando a través de la profesora) un cuento folclórico del escritor irlandés Malachy Doyle…

Citemos, a continuación, los beneficios de la narración oral, que aparecen recogidos en la presentación “Simbología de los cuentos folclóricos” de Irune Labajo, nuestra profesora:
- Forma el esquema narrativo.
- Ayuda a desarrollar la comprensión lectora.
- Importante motivación prelectora.
- Repercute en la psicología y en los estados de ánimo del auditorio.
- Permite la identificación con personajes y situaciones.
- Ayuda a descubrir el propio yo.
- Influye en la comprensión del texto.
- Permite plantear hipótesis sobre el desarrollo de la narración.
- Permite reflexionar sobre lo ya leído.
- Permite la elaboración de juicios sobre el contenido y la forma del texto.
Si tantos son los beneficios que conlleva la narración oral, los profesores deberían tenerlos en cuenta y contar con frecuencia, historias tradicionales a los niños y, no sólo a los pequeños, sino también al Segundo y Tercer Ciclo de Primaria. Tengo que decir, que, en este colegio, días previos a la fiesta de Halloween, el director del colegio fue a la clase de los niños de 4º a contarles una historia de misterio, de esas que empiezan con un “Hace muchos años, cerca del colegio, vivía una familia que…”. A los niños les encantó.  La pena es que no sea una práctica más habitual.

De cara al futuro, cuando trabaje en el aula, pondré mi granito de arena para que las futuras generaciones se hagan eco de nuestra sabiduría tradicional. No utilizaré la práctica folclórica sólo para salir del paso en un momento concreto o fecha escolar señalada, como yo misma he experimentado, si no que intentaré integrar dinámicamente las actividades curriculares con el folclore que yo misma seleccione y adapte teniendo en cuenta la edad, el momento evolutivo y los intereses de los niños, promoviendo el aprendizaje a través del teatro, los títeres, los cuentos, las leyendas, la poesía, las costumbres, con la finalidad de estrechar lazos entre la escuela y la sociedad.

En cuanto a la narración oral, según Held (1981), para el niño “Las palabras representan sustancia plástica (...) El lenguaje causa placer al niño (...) Lo que le gusta es, precisamente (aún cuando se interesa por el sentido), la pluralidad y la ambigüedad del sentido. Las palabras abren un campo de exploración en apariencia infinito, inagotable, porque permiten el juego.”, así que, aprovechemos esa motivación innata del niño y explotemos las virtudes de la transmisión oral para acercarle a la literatura. 

Un último apunte. Llevo un par de años detrás de un taller de títeres que propone La Casa Encendida y que por tema de horarios, aún no he podido solicitar.  En este taller, te enseñan a crearlos y te dan “trucos” para exprimir las ventajas que conlleva su uso, ya no sólo con niños, si no en otros entornos, pues el taller está enfocado desde una perspectiva intergeneracional. Este curso se lleva realizando cuatro años, tiene una duración de dos o tres meses (una tarde a la semana) y es gratuito. Adjunto enlace a la página de La Casa Encendida por si queréis ojear este curso u otros. Algunos son gratuitos, otros no: https://www.lacasaencendida.es/es/home


Webs recomendadas.

La página “Cuentos Populares de Castilla y León” propone cuentos tradicionales grabados por voces de Castilla y León, y adaptaciones e ilustraciones también llevadas a cabo por artistas de la región. Considero que puede ser interesante utilizar los recursos de esta página dentro del aula:


A continuación, el enlace a la web de una asociación formada por titiriteros, cuentacuentos, educadores, pedagogos, bibliotecarios, autores organizan multitud de actividades: títeres, cuentacuentos, exposiciones sobre literatura española infantil y juvenil, encuentros con autores e ilustradores, organizan el Festival Titirilandia, etc. Además, cuentan cuentos en colegios, institutos, salas de teatro, etc. Por todo esto, me parece una web a tener en cuenta:



Bibliografía y webgrafía.

Bettelheim. (1977). “Psicoanálisis de los cuentos de hadas”, Crítica, Grijalbo, Barcelona.

Labajo, Irune (s.f.). Módulo docente: Bloque “Literatura folclórica” y “Simbología de los cuentos folclóricos”.

Miñambres A., Amparo; Jové M., Gloria; Canadell F., José María; Navarro R., María Pilar. (1996). “¿Se pueden tocar los cuentos?”. I.S.B.N.: 84-484-0078. Consultado a 17 de Noviembre de 2013 de:


Pelegrín, Ana. (1981). “La aventura de oir”. Consultado a 15 de Noviembre de 2013 de:


Rodríguez A., Antonio. (s.f.). “Virtudes pedagógicas del cuento popular”. Consultado a 17 de Noviembre de 2013 de:



3 comentarios:

  1. Perfecto, Estela. Veo que ya le has pillado el truco a los artículos.
    Estoy encantada con todo lo que estás aprendiendo y con la facilidad que tienes para hacerlo tuyo y convertirlo en una gran oportunidad para convertirte en una maestra excelente. :)

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  2. Anímate a ponerle nombre a tus artículos, porque el título "Reflexión bloque 2" no llama mucho la atención a la hora de atraer lectores. Acabo de enlazarte, otra vez, en mi G+

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  3. Una vez más, muchas gracias Irune! Yo también estoy encantada :). Por cierto, ya estoy poniéndole título a los artículos.

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